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Delfín de Irawadi Orcaella brevirostris Gray, J.E., 1866

Orcaella brevirostris Gray, J.E., 1866

Orcaella: {lt, orca}, mismo animal. 1624. Plinio ya habla así de un tipo de ballena.
brevirostris: {lt, brevis, -e}, corto + {lt, rostrum, -i}, pico.

Diccionario etimológico de Pedro Romero

Este delfín se puede encontrar en las costas del sudeste asiático, desde el golfo de Bengala hasta Nueva Guinea y la costa norte australiana, frecuentando ríos y estuarios.

Su aspecto es similar al de la beluga, con un melón grande y una cabeza embotada, redondeada y carente de pico. La aleta dorsal es corta, embotada y triangular; está situada en una posición bastante retrasada sobre el dorso. Las aletas son largas y amplias. Ligeramente coloreado por todo el cuerpo, tiene más blanca la superficie inferior que la parte superior. Superan los dos metros de longitud y los 130 kilogramos de peso.

Se alimenta de crustáceos, peces y cefalópodos.

Las poblaciones marítimas son víctimas habituales de las redes de arrastre de los pescadores, y la situación de la especie empieza a ser alarmante.

Rev: enero-11

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El delfín del Irawadi vive cerca de la costa, y comparado con sus vivaces primos de aguas azules, es un nadador lento. Pese a esto, a los científicos se les ha hecho difícil estudiarlo. Una razón principal para ello es lo inhóspito de su hábitat, si bien se ha logrado estudiar algunos ejemplares vivos en el Oceanario de Jaya Ancol, en Yakarta (Indonesia). Debido a lo poco que se sabe de él, hasta fecha reciente los biólogos no estaban seguros de qué lugar ocupaba en el árbol genealógico de la ballena y el delfín. Obviamente tiene mucho en común con los delfines; pero por su forma, no por su coloración (que va desde el gris azulado pálido hasta el oscuro), casi puede pasar por una variante más pequeña de la beluga del Ártico, o ballena blanca. Incluso su cuello, de flexibilidad extraordinaria, es muy parecido al de la beluga. Entonces, ¿qué es? ¿El equivalente ecuatorial de la beluga, o un auténtico delfín? Una manera de averiguarlo es colocando en la balanza, por decirlo así, una amplia selección de sus rasgos genéticos y anatómicos para ver en qué dirección se inclina ésta. Resulta que el peso de las pruebas cae del lado del delfín:

Al nacer, las crías miden casi un metro y pesan unos 12 kilogramos. Los machos adultos alcanzan una longitud corporal de 2,75 metros, y las hembras, un poco menos. Su probabilidad de vida se calcula en 28 años.

Los restos hallados en el estómago de delfines muertos revelan una dieta de calamares, camarones, gambas y peces, preferentemente los que viven en el fondo de las aguas. Algunos científicos especulan que la curiosa práctica de los delfines asiáticos de arrojar agua por la boca les ayuda a atrapar peces en las aguas turbias.

Al igual que otros delfines, el delfín del Irawadi emite unos sonidos, o clics, distintivos. El doctor Peter Arnold, del Museo de Queensland Tropical, dijo a ¡Despertad! que “según investigaciones realizadas en el Oceanario de Jaya Ancol, el delfín del Irawadi probablemente utiliza estos clics para hallar sus presas por el eco como lo hacen otros delfines”.

Los científicos no tienen idea de cuántos delfines del Irawadi existen en el mundo, pero crece la preocupación de que estén en peligro de extinción. En algunas partes del sudeste asiático su número ha ido menguando, y en otras partes ya no puede hallárseles.

Esto se debe a menudo a la explotación maderera y a la contaminación y sedimentación de los ríos que la acompañan. En Australia, gran parte del territorio del Irawadi permanece relativamente deshabitado, pero en las zonas más atractivas de la costa este se han sentido los efectos de los trabajos de urbanización y el turismo. Algunos delfines mueren ahogados en las redes de los pescadores, y otros, en las redes contra tiburones que se tienden cerca de las playas para proteger a los nadadores. La pesca excesiva de los animales que les sirven de alimento afecta asimismo a su población.

Con todo, el mayor peligro potencial es la oleada de contaminantes que se vierten en los ríos y estuarios. Entre los más nocivos figuran los compuestos orgánicos sintéticos, como los policloruros de bifenilo (PCB), que tienden a permanecer en el ambiente. Los PCB se utilizan en la fabricación de componentes electrónicos, pinturas, lubricantes, revestimientos para madera y metal y otros productos.

Mirando el lado positivo, el Instituto Australiano para la Conservación de la Naturaleza declara en su documento The Action Plan for Australian Cetaceans (Programa para la conservación de los cetáceos australianos): “Gran parte de la zona de distribución [del delfín del Irawadi] en Queensland se halla bajo la administración del Parque Marino de la Gran Barrera de Arrecifes Coralinos; por consiguiente, las perspectivas para su cuidado en las aguas de Queensland son halagüeñas”.

Como otra medida encaminada a la protección del delfín del Irawadi, el instituto ha recomendado incluirlo, junto con la ballena jorobada, la ballena austral y el delfín soplador, entre las principales especies en los programas que tienen como fin concienciar al público del peligro que corren. Tal iniciativa será ventajosa tanto para el delfín del Irawadi como para nosotros. Miguel Valencia (D.F.)

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