Cuando el usuario tenga una dificultad visual para leer la información escrita conviene evaluar su capacidad para ver los elementos visualizados en la pantalla y el acceso al teclado. La limitación visual del usuario debe establecerse con el uso de las correcciones que utiliza normalmente, es decir, se indicará si existe una dificultad para ver los objetos aun llevando puestas las gafas o las lentillas. Además, si utiliza normalmente otro tipo de ayudas para la lectura, como lupas o binoculares de alta amplificación, puede utilizarlos en el transcurso de la valoración, aunque convendrá realizar también una evaluación sin dichas ayudas puesto que las recomendaciones finales tal vez permitan prescindir de su uso.
Aunque el usuario no tenga una limitación visual puede ser interesante agrandar la letra y otros objetos en pantalla con el fin de que se reconozcan con mayor facilidad. Estas indicaciones se obtendrán al hacer una valoración de la capacidad cognitiva del usuario, por lo que no hace falta realizar la valoración de las aptitudes visuales.